A todos alguna vez nos ha pasado que salimos a tomarnos unos tragos, que
nos llevan a una borrachera y en consecuencia terminamos haciendo algo que nos
perturbará la conciencia al día siguiente, cuando estemos “buenos y sanos”, el
popular “Ratón Moral”.
El alcohol desinhibe de
tal forma que hace actuar sin pudor, sin frenos, ni vergüenza alguna, a muchos personas
les da por hacerle un striptease a sus amistades, caerse, pelear, llorar o vomitar,
entre otras cosas, otros se van a un plano sexual, terminan acostándose con
alguien, o simplemente dándole un beso o una metidita de mano, pero sea cual sea el acto cometido, lo
llevarán consigo por un rato largo, hasta que se haya olvidado el incidente, a
menos que haya tenido trascendencia o consecuencias irremediables.
¿Qué hice?, ¡Qué vergüenza!, ¿Cómo se me ocurrió?, ¿En
qué estaba pensando?, son interrogantes que se vienen a la mente, simples
síntomas que hacen saber cuando el ratón
moral ataca, ese sentimiento de culpa, y allí es cuando vuelve la vergüenza al
cuerpo, entonces se intenta de cualquier forma remediar el asunto, excusándose
con la gente o simplemente haciéndose los locos, y no se habla más sobre el
tema, o por lo menos eso se pretende, pero en la mayoría de los casos nunca
falta alguien (amistad de memoria intachable pero bien impertinente) que
recuerda lo ocurrido, y para rematar lo hace delante de todo el mundo, y es
allí cuando vuelve la carga a los hombros del enratonado.
Si bien es cierto que se hace algo que puede poner en
ridículo o en tela de juicio, y que causará pesar, también se debe tomar en
cuenta que no es bueno vivir de arrepentimientos, y que lo más sensato sería
aceptar el hecho porque ya no hay vuelta atrás, no emitir comentario
alguno al respecto (a menos que según
sea el caso sea necesario para la defensa propia), y continuar como si nada.
La vida es corta e
impredecible, son experiencias vergonzosas que de algún u otra forma se tendrán
que vivir, pero aparte de todo eso…
¡Qué viva el ron! Y aprendamos a vivir con el “ratón moral”.
¡Qué viva el ron! Y aprendamos a vivir con el “ratón moral”.
Henycar Sánchez (@SpiritualLove86)
Yo tuve uno de esos hace unas semanas jajaja
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